Los numerosos castillos de la Península Itálica dan testimonio de su agitada y convulsa historia desde la caída del Imperio Romano hasta prácticamente nuestros días.
Hasta su unificación, a mediados del siglo XIX, Italia era un mosaico de pequeños estados independientes que saldaban sus cuentas no pocas veces con confrontaciones bélicas.
Cada estado mantenía su infraestructura defensiva y militar, razón por la cual hay prácticamente un castillo o una fortaleza en cada localidad.
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